¿Te has preguntado dónde van a parar los efluentes cloacales que se generan en tu hogar?

Para dar respuesta a esta pregunta vamos a asumir que tu vivienda se encuentra conectada a la red de saneamiento local, es decir, consideraremos que se trata de un “sistema dinámico” de eliminación de efluentes. ¡Hagamos una descripción general desde el momento en que “tiramos la cadena” del inodoro!

Una vez realizada la descarga del inodoro, los efluentes son dirigidos por una red de cañerías internas de la vivienda hasta llegar a la conexión con la red externa, red que pertenece al organismo de saneamiento y que recibe el nombre de colectora. La colectora está destinada a conducir los desagües domiciliarios hacia el establecimiento de depuración. Estos establecimientos están constituidos por instalaciones donde el desagüe cloacal es sometido a una serie de tratamientos para transformarlo en un líquido inofensivo para su vertimiento en los lugares receptores finales (ríos, lagos, campos de derrame) y para su reutilización para riego. Un buen tratamiento es clave para depurar los efluentes eliminando los patógenos que pudieran contener y ser devueltos al medio natural en las mejores condiciones.

Ahora bien, ¿en qué consisten los tratamientos que permiten recuperar el efluente cloacal?

Las estaciones depuradoras realizan un tratamiento sobre el agua que consiste en varias etapas pero que pueden simplificarse de la siguiente manera:

1. Pretratamiento: Desbaste y tamizado. A partir de una serie de tamices o cernidores, se extrae la suciedad con volumen considerable como botellas, bolsas de plástico, para que el agua pueda seguir su proceso pasando por filtros cada vez más y más finos, desapareciendo así bastoncillos, pelos o carozos de aceitunas.
   
   
2. Pretratamiento: Desarenado y desengrasado. A partir de la inyección de aire se eliminan las grasas y arenas del agua.
   
   
3. Decantador primario (proceso físico-químico). El objetivo de esta etapa es eliminar los sólidos en suspensión. Se trata de un tanque de sedimentación donde se deja reposar el efluente durante un periodo de tiempo. Los sólidos se depositan en el fondo del recipiente formando los primeros fangos, los cuales son extraídos por medios mecánicos.
   
   
4. Tratamiento secundario (proceso biológico). Tiene por objeto remover la demanda biológica de oxígeno (DBO) soluble, es decir la materia orgánica disuelta y en estado coloidal, mediante procesos de oxidación bioquímicos. Además, se remueven cantidades adicionales de sólidos sedimentables.
   
   El agua pasa por un recipiente en el cual se generan condiciones óptimas para el desarrollo de mircroorganismos y bacterias. Estos organismos son los responsables de eliminar la materia orgánica presente en el agua residual al utilizarla como fuente de alimentación y energía. Para que el proceso funcione, es necesario oxigenar el agua y mantenerla en movimiento. Durante este proceso se generan nuevos fangos.

5. Clarificación: Se procede a separar el agua tratada de la mezcla de bacterias y material orgánico (fango) que se deposita en la parte inferior del recipiente.
   
   
6. Tratamiento terciario (procesos avanzados). El objetivo de este proceso es la eliminación de agentes patógenos y el exceso de nutrientes (nitrógeno y fósforo, entre otros). Mediante el empleo de productos químicos se realiza la decantación, filtración y cloración del agua.

Completado este proceso, el agua depurada se vierte al cauce de ríos y arroyos con calidad para garantizar la conservación y recuperación de los ecosistemas fluviales. Además, parte del agua tratada es reutilizada para el riego en la agricultura, paisajes, campos de golf, o bien en algunas industrias.

Por otro lado, la materia orgánica sobrante del proceso de depuración (fangos) se deseca y almacena para su transporte a plantas de tratamiento (generación de biogás) o para su uso como abono en la agricultura.

De esta manera, el efluente proveniente de tu hogar es tratado y recuperado para ser devuelto al medio ambiente.